miércoles, 30 de marzo de 2011

EDUCACIÓN SEXUAL: ¿por qué? ¿para qué?


   En una entrevista a Félix López, catedrático de Psicología de la Sexualidad en la Universidad de Salamanca, se le preguntó si creía que el silencio en torno a l sexo sería la causa de los traumas y temores que vive la gente. El catedrático contestó: “Hoy se habla mucho de sexo… a efectos comerciales. Pero efectivamente hay silencio en la familia, en las escuelas, en las consultas profesionales. Es decir, quienes tendrían que hablar no hablan. Lo hacen todo el día los que tienen un interés comercial, de manera que estamos dejando a los niños-as y jóvenes en manos de quienes pueden ser muy irresponsables.”
   Esto me hizo recordar un “pegotín” que circulaba hace algunos años: “Hágase cargo de su hijo antes que un traficante lo adopte”.
   La educación sexual como la educación en general debe estar a cargo de personas capacitadas y responsables. De los contrario nuestros hijos e hijas se manejarán con la información que puedan proporcionarles sus pares que, a pesar de la buena intención que puedan tener, saben lo mismo o menos que ellos-as, o la que puedan darle personas irresponsables, con intereses poco fiables y que están al alcance de cualquiera a través de la televisión o de la internet.
  
   La información es la única posibilidad de ejercer nuestra libertad. De algún modo ser libres significa poder elegir y para poder elegir debemos conocer opciones y escoger una de ellas, la que consideramos mejor para nosotros-as.
   Es cierto que nuestros niños-as y jóvenes tienen hoy muchísima “libertad”: acceden a todos los medios de comunicación con absoluta facilidad, conviven ambos sexos sin prohibiciones, salen solos desde edades tempranas... El problema es: ¿saben qué hacer con toda esa libertad?, ¿son capaces de elegir lo que quieren para ellos-as?, ¿eligen sin presiones?.
   Esa “libertad” debería ir acompañada de la información necesaria para vivir una sexualidad sana y responsable.
   La sexualidad es una dimensión humana.  Nos acompaña desde antes del nacimiento hasta  nuestra muerte. Forma parte de nosotros-as.
   Ella es ese sistema de actitudes, comportamientos, creencias, formas de pensar, sentimientos etc. al servicio del placer, de la reproducción (si así los deseamos), del amor y de la comunicación. Está fuertemente determinada por la cultura  y su objetivo debería ser hacernos felices.
   ¿Por qué entonces genera tanto temor la educación en esta área?
   ¿Por qué tanta gente preferiría dejar las cosas como están, a oscuras?
   ¿Será preferible seguir viviendo las desigualdades e inequidades, los embarazos precoces, la maternidad-paternidad irresponsables, la violencia de género, la misoginia, la homofobia, las discriminaciones en general, los abusos sexuales, las ITS y todas esas cosas terribles que hacen infelices a mujeres y hombres?
   Las estadísticas dicen que cada trece días muere en nuestro país una mujer víctima de violencia de género. Un mito arraigadísimo en nuestras sociedades dice que a esas mujeres les gusta ser maltratadas!!!
   Esto viene de muy atrás en el tiempo y hemos visto que, lejos de desaparecer, está muy presente, tal vez cada vez más presente.
  Era momento de tomar una decisión relevante.
   Somos privilegiados en Uruguay; la Educación Sexual está incorporada definitivamente a nuestro sistema educativo.
   Basta dar una ojeada al nuevo Programa de Educación Inicial y Primaria que entró en vigencia en el pasado 2009.
   Desde los tres años hasta el 6º grado, en el área denominada Construcción de la Ciudadanía encontramos contenidos referentes a la Educación Sexual enfocados desde una  perspectiva de género: la identidad de género, lo masculino y lo femenino como construcciones sociales, las mujeres y los hombres en el trabajo, los estereotipos de género en la publicidad, la orientación sexual, la construcción de la sexualidad en el marco del proyecto de vida personal, la responsabilidad en la maternidad y en la paternidad etc.
   Es fundamental destacar que al abordaje de la sexualidad se hace ahora con una mirada nueva: no desde la Biología sino en un marco de derechos. Esto no es un detalle, esto es relevante! La sexualidad no tiene a la reproducción como única función. Es eso y mucho más que eso; lo vimos más arriba: está al servicio de la comunicación, está al servicio del placer.
  Si volvemos al Programa de Educación Inicial y Primaria veremos que la Educación Sexual complementa su visión cultural y ética con contenidos del campo de la Biología.
  Esta conquista de la educación uruguaya en todos sus niveles es el fruto de un trabajo que comenzó allá por el año 2005  y a una dedicación responsable y absolutamente profesional  de una comisión que tuvo como tarea elaborar el programa.
   En aquel contexto de silencio, dudas e información incierta  el programa comenzó a andar.
   Depende de nosotras y nosotros que se mantenga, y que se mantenga de la mejor forma posible.
María Cristina Bentancurt.-

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